Sorry, nothing in cart.
Una de nuestras runners más destacadas, Juana Plaza, ha analizado su participación en la reciente Maratón de París.
Este un tipo de análisis y evaluación que realizamos a los miembros del club después de enfrentarse a una prueba en la que ponía a prueba su preparación. De este modo, tenemos un perfil más ajustado y actualizado del estado de preparación conseguido por cada vitalrunner, su nivel de objetivos conseguidos y los restos a marcarle para para sacar conclusiones y seguir mirando al futuro.
Este año creo que han sido más duros los entrenamientos que otros años, esto no me permitía compaginarlo con otros ejercicios en el gimnasio. Y cuando los hacía me sentía cansada luego en los entrenamientos. Es bastante posible que cada vez mi cuerpo debido a la edad resista menos, y necesite más descanso.
La semana antes he sentido mucho estrés con los preparativos del viaje, dejar a mis hijos bien atados, comidas, todos los preparativos para no dejarme nada, esto provocó un cansancio adicional.
Ya de viaje, los dos días antes de la carrera, estaba bastante tranquila. Se me pasaron los nervios y empecé a disfrutarlo, aun así , la noche de la carrera dormí bastante regular y me desperté antes de la hora, por lo que desayuné creo que bastante bien: cereales, pavo , queso, café con leche zumo de naranja y un plátano.
En la carrera el tema de los cajones estaba fatal organizado, miles de personas amontonadas para entrar en su cajón. Además, como no fue necesario acreditar una marca para estar en un cajón, mucha gente puso el que le dio la gana, por lo que los ritmos de la gente en cada cajón no eran homogéneos.
Yo me puse Sub 4 y María de la Guía Sub 3.45, por lo que a ellos no les dejaron entrar conmigo en mi cajón. Pero al final se pudieron colar por una abertura enorme en una valla, por donde pasaba todo el mundo sin control e incluso sin dorsal, eso denota que la supuesta seguridad de la carrera ante atentados no era tal.
Durante la carrera me sentí estupendamente, el único problema fue estar siempre pendiente de no perder a Adolfo y Guía con tantísima gente bloqueando.
El calor fue mi mayor hándicap pues mi cuerpo no asimilo el brutal cambio de pasar de los 5 grados del sábado a los 23 grados que llegó a hacer el domingo al final de la carrera.
A pesar de eso, que Adolfo nos consiguiera todo el rato el agua facilitó mucho el recorrido, además de ahorrarnos tiempo.
Al principio iba bien y no tenía demasiado calor, por lo que siempre me iba bebiendo la botellita de agua que me daban en cada avituallamiento. Pero según avanzaba la carrera y aumentaba la temperatura cada vez bebía menos y utilizaba más parte de mi botella para echarme la por la cabeza.
Ese fue mi gran error.
En el km 30 me tomé mi único gel de cafeína y noté una gran recuperación hasta el 35 que tomé mi último gel, pero esta vez no me hizo efecto. De pronto noté como ya no podía seguir a Adolfo y Guía.
En el km 36 sentí que las piernas no me respondían, se convirtieron en dos bloques, y empecé a obsesionarme con que me iba a desmayar . Adolfo le dijo a Guía que continuará y él se quedó conmigo hasta el final dándome ánimos.
Pasé de una media de 5.35 a 6.30 en menos de 100 metros y no hubo manera de superarlo. Fueron 6 km, infinitos, donde me dije que era mi última maratón.
¿Deshidratación por el calor excesivo? Fue algo repentino.
Por lo demás creo que iba muy bien preparada y si las condiciones meteorológicas lo hubieran permitido habría acabado en el tiempo que tenía previsto, cumplí a rajatabla con los tiempos de mi pulserita de papel, hasta el km 36, con él fin de terminar en menos de 3.55, pero no fue posible.
Estoy contenta, porque le he perdido un poco el miedo a una maratón y sé que preparándola más o menos igual puedo acabarla sin ningún problema, siempre que la climatología me lo permita.
¡Espero que haya una cuarta maratón!
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