Sorry, nothing in cart.
Echando la vista atrás… Hace algo más de cuatro años acepté la invitación de mi querido Isidro para trotar/andar un rato; creo que el primer día no corrí más de 200 metros y acabé fatal, pero la experiencia me gustó y a los pocos días volví… y cada vez un poco más, atreviéndome con una carrera de 10 k (Las Rozas en Navalcarbón) que terminé como pude.
Pasados varios meses y durante un verano en el que estaba de “Rodríguez”, pude ver un cartel en Gimnasio Físico relativo a un grupo de corredores que salía los martes y los jueves, y decidí ir un día para ver qué era. Allí coincidí con gente estupenda: Isabel, Borja, Juan Carlos, Nacho… (pongo solamente los nombres de quién recuerdo mi primer día, pero había más personas) y me gustó mucho al ambiente. Incluso fundamos la “quinta del 66” que agrupa a la más granado: Isabel, Juana, Miguel y yo.
Durante el primer año solamente pude ir los martes, pero hacía un gran esfuerzo por seguir los planes de entrenamiento que nos mandaba la jefa, Sonia Bejarano. Veía que progresaba y, tras alguna carrera de 10 km (CSIC), intenté una media maratón (la de la Ciudad Universitaria) donde conseguí bajar de 2 horas… por muy pocos segundos, pero bajé.
Animado por el estupendo ambiente del grupo, de forma temeraria me decidí a afrontar mi primer maratón en Madrid (2013). Mirando la situación desde la lejanía en el tiempo, creo que fue bueno que me lesionara y no pudiera correrla, porque no estaba de ninguna manera preparado; pero puse mi ojo en hacer la de Sevilla.
Mi primer Maratón fue en Sevilla el 23 de febrero de 2014. El gran éxito fue terminarla, aunque me desilusioné un poco con el tiempo: 3h52m con un ritmo de 5:28.
Aprendí varias cosas: que en un maratón se sufre mucho y hay que acudir muy bien preparado mental y físicamente; y que era mucho mejor acudir a estas carreras en grupo, porque fui a Sevilla con familia y amigos, pero sin ningún ambiente de carrera. El tío del mazo actuó a conciencia y acabé tan destrozado y sufriendo tanto que, nada más terminar la carrera, le dije a mi mujer que nunca más volvería a hacer otro maratón.
Pero me equivoqué y me atreví con el Maratón de Valencia, con la única idea de quitarme la espina bajando el tiempo de Sevilla y después no correr ningún maratón más. Lo conseguí: 3h:35m con un ritmo de 5:03.
Volví a equivocarme y pronto comencé a preparar el Maratón de Madrid. Aquí descubrí que lo que realmente me gusta es el proceso de preparación de cada carrera de maratón: las series, las tiradas largas, las cuestas, la superación del cansancio para poder con la siguiente tirada… y sobre todo compartirlo con el grupo de Vitalrunners (antes Quemasuelas y Bejarawis).
En el Maratón de Madrid (abril 2015) volví a bajar mi marca con 3h24m y un ritmo de 4:52. Fue una carrera muy dura, con muchas cuestas y lloviendo todo el recorrido, incluso diluviando en algunos momentos. También sufrí mucho, llegando a preguntarme en el kilómetro 30-31 qué hacía allí y quién me mandaba meterme en estos líos; pero pude sobreponerme y terminar con un tiempo muy bueno para mis posibilidades. Pero también decidí que había sido mi último maratón, y me dediqué a hacer cosas distintas: una milla en la playa, un trail nocturno por las playas de Doñana, a hacer mucha bici, a nadar en el mar…
Sin embargo, una vez acabado el verano, me volvió a picar el reto de afrontar un nuevo proceso de preparación de Maratón; pero realmente no tenía muy claro si de verdad quería correr otro. El tiempo de preparación del Maratón de Donostia-San Sebastián (29 de noviembre de 2015) fue estupendo, compartida con el mini-grupo (Adolfo, David y algunas veces Óscar) así como con el resto de miembros de Vitalrunners.
Ha sido especialmente importante seguir muy en serio las directrices de Sonia: hacer estrictamente lo que cada día indicaba, descansar de verdad cuando correspondía (he descubierto que tan importante es esforzarse como descansar cuando toca), intercalar días de natación, cuidar la alimentación. Creo sinceramente que conseguí una muy buena preparación (recomendación: hay que hacer caso a la jefa).
Sin embargo, como os decía, no tenía muy claro que estuviera dispuesto a afrontar otra carrera con el sufrimiento que exige un maratón. Es más, no sé si por nervios o por qué, acabé la preparación muy cargado (o por las dos cosas), lo cierto y verdad es que dos días antes de la carrera me planteé seriamente anular el hotel y no correr. Llegué a llamar a la agencia de viajes; estaba convencido de que iba a petar durante la carrera: por psoas, por isquios, por fascitis, por inflamación en telón de Aquiles, porque las zapatillas que había comprado y domado para la carrera me iban a hacer daño… por todo lo que me dolía en los días previos.
Incluso en el desayuno del hotel, dos horas antes de la carrera, me dio un latigazo en la región lumbar que me “acongojó”. Pero, una vez que estaba en la línea de salida con David y Óscar (y con el cariño y apoyo de Begoña) empecé a correr, y no me dolió nada, no me molestó ninguna de las cosas que tanto miedo me habían dado, no “peté”… sino que, muy al contrario, hice la mejor carrera de mi vida y, en definitiva, el maratón en el que menos he sufrido.
No tuve muro ni tío del mazo; fui capaz de gestionar mis fuerzas después de separarme de Óscar en el kilómetro 31 (fue un place compartir con él todos esos kilómetros… aunque tuvo que soportar algún que otro discurso-rollo… los del Derecho somos así). Y al final hice un tiempo que hace 21 meses me parecía del todo imposible: 3h12m con un ritmo de 4:33.
Y al acabar la carrera, me emocioné al ver a todos mis queridos compañeros Vitalrunners que habían estado siguiendo nuestra carrera y apoyándonos desde la distancia… ¡¡¡una pasada!!!
Aunque correr me ha aportado un gran equilibrio, mejorando las otras facetas más importantes de mi vida familiar y profesional, e incluso me ha “rejuvenecido” físicamente y con nuevas ilusiones, quiero destacar la importancia de compartir el esfuerzo, tanto durante los periodos de preparación como en las propias carreras.
Me ha permitido conocer un grupo de personas estupendas, con la dirección de nuestra Jefa, Sonia Bejarano. Quiero destacar a Mecha, sobre todo por el susto que nos dio en Behobia y que ya trota como un toro; a Adolfo, quién conseguirá vencer a sus isquios; a Borja, que superará lo de la cadera; a los dos Nachos para ver si consiguen superar sus lesiones de una vez y dedicarse uno a metrónomo y otro a ser eritreo; y a las chicas que nos abandonaron momentáneamente por la maternidad Verónica, Beatriz y Marta… y Beatriz, Marta, Luis, José, Borja (que tanto apoya siempre aún con buñuelos), Asun, César (que se fue y volverá), Cristina, Guía (y su alegría), Cristina, Óscar y David–Begoña (esa Donostia mereció la pena), Carlos (a ver si vuelves definitivamente), Sergio, Laura, Gustavo, Arancha, Cristina, Francisco… perdonad si me dejo a alguien.
Y ahora me pregunto: ¿tengo todavía margen de mejora?, ¿qué próximo reto me fijo?.
Estoy todavía demasiado cansado para pensar, pero lo iré hablando con mis compañeros de Vitalrunners y el tiempo me irá insinuando las respuestas.
Pero lo que tengo claro es que seguiré preparando maratones.
Mi próximo objetivo a corto plazo: pasarlo bien en la cena del equipo del 10 de diciembre, y ayudar a mi hijo de 13 años a hacer 45 minutos en la Carrera de Majadahonda (10 k el 13 de diciembre). Y después, el Maratón de Nueva York del 2016 para celebrar mi 50 cumpleaños.
¿Quién más se apunta a Nueva York? Ánimo, que una experiencia compartida… ¡¡¡es mucho mejor!!!
¡¡¡Chin pum!!!!
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