Peligros cotidianos del running

Peligros cotidianos del running

Hace unos días publiqué este tuit…

…que rápidamente tuvo una importante respuesta por vuestra parte. Esto sólo puede tener un significado y es que todos los runners sufrimos una serie de peligros cotidianos a la hora de entrenar que no siempre es bien entendido por el resto de personas.

Vamos a repasarlos:

Perros, especialmente con correas extensibles

Los pequeños son especialmente peligrosos, son asustadizos y de movimientos inesperados, muy rápidos, pueden tirarse a los pies haciéndote caer. Tienen por costumbre no hacer caso a sus dueños… así que estamos perdidos. Toca reducir la velocidad si no quieres tropezar. Solo hay una situación peor que un perro pequeño suelto: que esté atado con correa extensible. En ese caso más te vale hacer un rodeo por el lado del dueño, las correas extensibles las carga el diablo, su alcance es ilimitado y el perro llegará donde desee.

Por experiencia te aconsejo no indicar nada al dueño. Aunque ocupe el carril entero de extremo a extremo, un metro o metro y medio entre volumen del dueño, longitud de la correa y volumen del perro, aumenta tu velocidad para superar su capacidad de reacción y sobrepasarles antes de que se den cuenta. Porque aunque se den cuenta, el hecho de recoger la correa será inaudito, he llegado a creer que muchos no saben usarla.

Atención: nunca intentes saltar la cadena o correa. Porque ten por seguro que si hay un dueño de perro que sepa recoger o tirar de la correa, va a ser justo el que has decidido saltar. La correa se convertirá entonces en una valla de atletismo, por lo que la altura que tenías previsto saltar aumenta y tú y tu orgullo runner terminaréis por el suelo.

Los peligros cotidianos del running

Niños y todas sus variantes de juego en la calle

Los niños jugando en la calle tienen un problema, nunca sabes de dónde salen. Se cruzan corriendo por delante de ti en el momento menos adecuado. Y si los niños que no puedes ver son peligrosos, no significa que los que localices con la mirada lo sean menos. Desconfía de los niños parados en el margen de tu camino, existe una fuerza interna universal que les hace querer cruzar al otro lado justo cuando llegues a su altura.

Tras los dos casos enunciados hay otro que es casi gloria encontrártelo: los niños persiguiendo un balón. Son fáciles de evitar, simplemente evita la trayectoria del balón y estarás a salvo.

Los niños en bicicleta merecen párrafo aparte. Encontramos dos variantes:

  • Niños en bicicleta que te ven, que saben que deben dejarte paso, peeeeero… no te quitan la mirada de encima. Y sin darse cuenta dirigen su bici directamente hacia ti. La solución es decirles que miren hacia adelante (hay que tratar de evitar que enfoquen su vista en ti y hacer que sigan pedaleando mirando hacia adelante).
  • Niños en bicicleta que te ven pero dudan y buscan con la mirada hacia atrás a sus padres sin dejar de pedalear. Rápidamente entrarán en una trayectoria inadecuada que, trágicamente, siempre es hacia ti tras varios golpes de manillar bruscos que te impiden adivinar en qué momento vais a chocar. Aquí la única solución es huir. Huye de esta situación, aléjate de niños en bicicleta que no miran adelante o con los padres tras ellos.
Los peligros cotidianos del running

Bicicletas, cliclistas y MTB temerarios

Por si fuese poco sortear todos estos obstáculos de gente ajena al deporte, resulta que muchas veces los deportistas de otras disciplinas a veces somos «enemigos» en los entrenamientos respecto a la posibilidad de chocar o tropezar.

Una bici en tu trayectoria va a mayor velocidad que tú y sus respuestas de reacción son más rápidas por lo que necesitarás echar mano de toda tu rapidez mental para esquivarlas.

Aquí el mejor consejo es hacer sentir al ciclista que tú no vas a salirte de tu trayectoria y velocidad, puesto que es él quién por velocidad y artefacto tiene más facilidad de esquivarte a ti. Mantente firme a tu lado del camino, siempre bien visible y a velocidad, trayectoria y movimientos constantes para que pueda calcular tu destino y pueda esquivarte. Rezar es opcional.

Los peligros cotidianos del running

Paseantes, familias de celebración y viandantes en general

Los españoles cuando estamos en la calle nos comportamos físicamente como los gases: ocupamos el mayor espacio posible del que somos capaces. Los viandantes suelen ser fáciles de sobrepasar, aunque te puede pillar con pocos recursos, sobre todo si has pasado por alguna de las circunstancias anteriores. Intentar pasar desapercibido y sobrepasarles sin que se den cuenta puede ser un buena solución.

Pero, amigos, luego están las familias. Esas familias que varían entre 3 y 10 miembros ocupando todo el carril, andando despacio, con los niños, sus juguetes y su patines o la bici tirada en mitad del camino obstruyendo la circulación. Correrás el riesgo de maldecir a la Humanidad, la gota que colma el vaso de tu tolerancia a convivir con semejante que, como tú, han querido disfrutar de su día festivo y tienen el mismo derecho a usar el parque como les convenga.

Para evitar estas situaciones evita la hora punta, que suele ser entre 12:00 a 13:30 h. Pero si no tienes más remedio que ir en ese horario, descarta hacer un entrenamiento de series o terminarás frustrado.

Recuerda que no puedes enfadarte pues nadie quiere entorpecer tu marcha y todos tenemos el mismo derecho a estar allí haciendo lo que les gusta. Además, seguramente, tú también en alguna ocasión hayas obstruido el paso de alguien paseando con tu familia.

¿O no?

Artículo original publicado en Triatlón Channel.

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