Sorry, nothing in cart.
Hace justo un año planificaba en una cafetería con mi entrenador, Alberto García Bataller, los objetivos de 2015. La primera mitad de temporada, hasta mayo, con objetivos diversos (Cross y duatlón) pero a partir de junio habría un único objetivo; la maratón de Berlín.
Con la maratón en mente en todo momento, llegó la hora de ponerse en marcha. Primeras tres/cuatro semanas a pie que se me hicieron muy duras, sin embargo, poco a poco empecé a encontrarme bien en rodajes cada vez más largos. Por supuesto, hubo doblajes y entrenamientos de “pico y pala” pero en general la experiencia muy positiva, compartiendo sesiones con chicos del X3Mtri, acompañada en bici por el Bejarawi Run y en las últimas semanas específicas ayudada por la ayuda impagable de otros corredores que estarían también en Berlín, como Juan Carlos “Pytu” y triatletas que ese mismo día correrían en el IM del KM0 de Madrid; Alejandro Santamaría y sus colegas, Pablo y Carlos.
Ha sido un lujo estar con ellos por lo que en línea de salida yo ya me sentía ganadora por dos motivos; el mero hecho de estar presente en esta prueba, pues otros deportistas han tenido problemas que les ha impedido tomar esa salida y por otro lado la “ganancia” humana, por el vínculo que sin darte cuenta creas con otros deportistas y la experiencia que vas adquiriendo.
Todo eso te hace sentir que el sacrificio merece la pena pero la faena hay que “rematarla” el día clave…
Intenté controlar todos los factores que pude; conté con la ayuda en carrera de “mi liebre particular”; Roger Roca, que se portó formidable. Las directrices eran claras. Había un objetivo muy ambicioso de hacer un intento de mínima para participar en JJOO; 2h 33´00” (la mínima exigida por la IAAF es 2h42´00” sin embargo en nuestro país es bastante más exigente). El hacer mínima no te da plaza directa, además debes ganarte una de las tres plazas posibles para esos Juegos Olímpicos en Rio de Janeiro en 2016.
En mi caso, en primer lugar quería saber a qué me enfrentaba, por lo que ambos objetivos; completar mi primera maratón y la mínima, podían ser convergentes o en algún momento interferirían entre sí. La prioridad era clara; llegar, conocer la distancia, hacer un balance general y sopesar posibilidades futuras.
El intento ha sido una experiencia increíble. Me parece “alucinante” correr 42.195m a un ritmo como el que hice a 3´41” el kilómetro, por lo que tardé 2h36´03” en llegar a meta. En todo momento muy concentrada pues sabía que no tenía un día “super” aunque tampoco malo y se sacar petróleo de mis recursos. Al principio los avituallamientos (cada 2,5km), llegaban muy rápidos. Estaban muy poco separados unos de otros y me entretenía en coger agua en cada uno. Lamentablemente solo 2 de mis 8 botes de avituallamiento especial, estuvieron presentes en las mesas de la organización, por lo que tuve que tirar de “plan B” y tomar los que yo llevaba, con agua en vasos que facilitaban los voluntarios. Fue muy poco líquido el que pude ingerir pero afortunadamente no era un día especialmente caluroso.
La media maratón llegó incluso “relativamente pronto”, aunque por entonces yo ya había tenido altibajos mentales. Es inevitable tenerlos, el secreto está en manejarlos. No dejar que la euforia del subidón de sentirte bien te controle y no dejar que en los momentos menos buenos, esos pensamientos gobiernen tu cabeza. Con esta linealidad inquebrantable, seguí con la mirada puesta en la espalda de Roger, que me exigía, que no me permitía relajarme lo más mínimo aunque sabía entender mis momentos perfectamente y acertaba en sus decisiones. Pasamos la media maratón en 1h16´51”, a 21” del paso de mínima pero dentro del margen que propuse (1h17´como lento). Lo clavó. A partir de ahí a mí me tocó luchar. Seguíamos en ritmo y llegamos al km30. Jaime nos animaba en varios puntos, a partir del km 20 estuvo muy presente con su bici de alquiler. El ambiente increíble, bandas de música constantes con diversos temas, algunos muy marchosos y otros un poco más de relax, lo que me ayudaba a gestionar las diferentes partes. Llegue a pensar que la maratón, es eso que pasa entre avituallamiento y avituallamiento o entre banda de música y banda de música. Mis metas eran esas, llegar al siguiente puesto. Al llegar al km35, según mi planing mental, empezaba el descuento pero la cosa no fluía. Se me empezó a hacer un poco cuesta arriba, de hecho el km35 parecía que se lo habían saltado, (se les habría olvidado). El proceso de la cuenta atrás de 7km, que creía que podría ser motivante, no funcionaba, se me atragantaba y tuve que recurrir al proceso básico inicial; llegar al siguiente avituallamiento. Con esto, sin conocer el ritmo al que iba pero intuyendo que se me estaban yendo preciosos segundos, intentaba que la espalda de Roger no se alejara. Y el avituallamiento del 37,5km sin aparecer. Por fin veo unos edificios altos a cada lado de la carretera, este punto lo visualicé previamente con el mapa, la meta estaba cerca km38. De uno de los baños portátiles al borde de la acera, sale a toda mecha una camiseta amarilla con patitas delgadas, era mi compi de entrenamiento Juan Carlos “Pytu”. El primer pensamiento fue de lamento, pues él quería hacer un mejor registro y verle allí significaba que no se encontró bien. Sin embargo, me alegró mucho verle porque trasmite mucha energía. Ya me había avisado de que si no se veía para la marca que quería me esperaría para echarme una mano, y allí estaba! Entre Roger y él no me dejaron ni un metro, quedaban 4km para la meta. Cogemos a una holandesa y empieza a oler a meta, 3km. Sigo a lo mío, no se sabe dónde pueden aparecer las sorpresas. 2km, parece que está hecho, me exigen apretar más, hay que bajar de 2h36´. En el último kilómetro se ve la Puerta de Brandenburgo y resulta que al fondo Roger me avisa de que está Marisa Casanueva, otra de las españolas que acudía. Mi carrera era mía y nunca fue un objetivo ser 1ª española, por lo que seguí mi ritmo sin más pero nos echamos literalmente encima de ella y su liebre, Marc Roig. Juan Carlos y Roger seguían exigiendo incansables y solo al pasar por debajo de la Puerta de Brandenburgo (a escasos 300m del arco de meta), vi claro que lo tenía. Esprinté todo lo que pude sobrepasando a Marisa y me abalancé hacia la meta para intentar el sub 2h36´aunque finalmente tuve que conformarme con 2h36´03” entrando en la posición 22ª de la clasificación de chicas (12ª europea, 1ª española, según mis pupilos del BejarawiRun).
¿Cómo puedes agradecer a tu liebre y un amigo que te ayuden a cumplir uno de tus sueños? La mínima se ha ido pero otro objetivo si se ha cumplido con creces. Pienso que las cosas que salen fáciles no se valoran y sería muy osado pensar que con 14 semanas de entrenamiento específico podría conseguir correr en 2h33´00”. Lo intenté y me quedé a 3´04”. Queda trabajo por delante, sacar conclusiones e intentarlo con más fuerza si realmente tienes clara la dirección de tus sueños y motivaciones. No hay victorias fáciles. Sabía que esta era una primera incursión de la que quería sacar un buen balance. Ahora sé qué es una maratón (aún me parece increíble competir en esta distancia, una cosa es hacerla a tu ritmo y otra competirla). Queda pendiente hacer un análisis de la experiencia y ver opciones y posibilidades futuras para diseñar la planificación y objetivos de 2016, un años que se prevé lleno de oportunidades y retos motivantes.
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